De menos a más. Así se podría resumir la primera temporada de "Fringe", nueva joya de J.J. Abrams. Empezaba como una serie de ciencia ficción poco creíble, sin nada nuevo que contar y demasiado parecida a otras como "Expediente X". Sin embargo poco ha tardado, tan sólo dos o tres capítulos, en adquirir una personalidad propia y convertirse en la serie de ciencia ficción por excelencia de los últimos años.
Estamos ante una serie que lo tiene todo. Toca muchos géneros (intriga, acción, terror, muchísima ciencia ficción , incluso algo de romance y drama), cuenta con unos efectos especiales envidiables, una cuidada fotografía y buenos actores. Nunca pensé que Joshua Jackson bordara un papel (siempre me ha parecido un actor bastante limitado). Hasta que llegó "Fringe". Y qué decir de John Noble, actor que interpreta al genial Walter Bishop, un personaje que se está ganando una legión de fans al más puro estilo "personaje Lost". En cuanto a Anna Torv (Olivia), parece que su personaje le viene como anillo al dedo, aunque si resulta igual de inexpresiva en otros papeles, tendrá problemas para encontrar futuros trabajos. Y los secundarios cumplen a la perfección. La mayoría son muy ambigüos y te pasas la temporada entera pensando de qué lado están. Y la banda sonora, sólo hay que decir que el responsable es Michael Giacchino (Up, Lost).
Por último, cabe decir que desde que finalizó "Lost", ningún final de temporada me ha dejado tan impactado como lo ha hecho "Fringe". Esos giros de guión me dejaron con la boca abierta. Me encanta que jueguen conmigo, que llegue al final creyendo que todo es previsible y que intuyo lo que va a pasar y de repente, pum, no es éso, sino todo lo contrario. Por éso esta próxima semana empezaré con la segunda temporada, sin falta.
-Lo mejor: el final de temporada: impactante.
-Lo peor: el capítulo piloto, bastante decepcionante.
-Nota: 8'5/ sobre 10.
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